concejo

Uno de los tres demonios con los cuales se pueden realizar pactos es Belcebú. Y nuestra provincia no está exenta de quienes han realizado pactos con Lucifer, Belcebú y Astarot, tres de los demonios que más tientan a los humanos, para obtener Amor – Dinero – Salud – Poder.

El hombre desde los inicios de la humanidad se dejo tentar por esto. Tal cual lo hacían los babilonios, fenicios, minoicos, celtas, dahomeyas, mixtecas, mayas, aztecas y toltecas, así como por numerosos pueblos europeos anteriores a la colonización romana. También los egipcios, acadios, chinos, prerromanos, judíos e indios, entre otros.

Negociaciones y ofrendas a cambio de deseos humanos. Por supuesto la entidad maligna se alimenta de las almas eternas de quienes pactan y hasta incluso de los que los suceden familiarmente hasta la sexta generación.

En un pacto se utilizan un pergamino virgen, varas mágicas, un cuchillo ceremonial, lanzas, gallinas, animales, y hasta algunas veces donde los rituales lo exigen seres humanos, destacándose las mujeres vírgenes como ofrendas a los demonios.

En nuestra ciudad existen varios lugares donde se han hecho pactos, desde las épocas donde San Luis aún no era provincia e integraba la de Mendoza.

Un lugar puntual es en el espacio verde detrás del concejo deliberante. Justamente donde existe hoy una cancha de fútbol.

En ese lugar han sido vistos rituales satánicos donde se hacen ofrendas a los demonios a cambio de poder, dinero y el amor de mujeres, o el amor de hombres.

Esto viene influenciado por las culturas vecinas del Perú, especialmente la incaica. Se trataba de pueblos plantadores.

Es probable que estos indios practicaran los sacrificios humanos, especialmente de niños. Los comechingones y calchaquíes habitaron en lo que hoy son las provincias argentinas de Córdoba y San Luis. Los cronistas dicen que cuando interrogaban a estos indios sobre su religión, ellos respondían que adoraban al sol y a la luna. Lo hacían, en primer lugar, debido a la luz que estos seres celestiales ofrecían al mundo; y, en segundo lugar, porque consideraban todas las ventajas que esto les traía. Gracias a esos dos astros, la tierra producía sus frutos. Se los consideraba como creadores de todo lo humano. Los indios peleaban de noche porque la luna estaba con ellos y los ayudaba, nos relata el libro de Kairos.

 Hoy día los rituales en ese lugar que destacamos se hacen a la luz de la luna. Algo visto por taxistas y vecinos de los barrios linderos.

Cada ser y fenómeno está «poseído» de un espíritu (guecubu), personal o impersonal, que siempre va en contra del hombre y es maléfico. Este ser, puede enviar enfermedades y la muerte misma, malograr las cosechas y provocar el nacimiento de criaturas deformes. Los guecubu pueden asumir formas diferentes. Entre los cherruve tienen la figura de una serpiente y se personifican en cometas o meteoros, el espíritu del viento y del agua, vampiros que chupan la sangre, etc. Frecuentemente, son formas híbridas de varios animales o de animales y seres humanos, sigue relatando Kairos.

Para ahuyentarlos se queman ramas de canelo, el árbol sagrado. Se colocan pieles de animales y plumas de pájaros, como amuletos, fuera de la casa para protegerla. Pero nadie en nuestra ciudad está dispuesto a realizar esto.

En ese espacio verde son permanentes los rituales satánicos donde solo se pide poder.

Un caso nos mostró un viejo brujo indígena, de alguien que hizo EL PACTO.

Logro convertirse en un gran político y hasta el día de hoy camina por la legislatura con sus fueros. ¿Su ofrenda?. Su ciudad que no es la nuestra.

El hombre ofreció una ciudad completa, la que caerá en el caos y será invadida por las aguas; aguas que serán caminadas por espíritus, quienes recogerán el alma de los fallecidos.

En instituciones locales, las puertas se abren en noches donde no hay viento. Según relataban “Policías ya retirados o médicos”, respetuosos del tema los que prefieren no dar nombres.

Dicen los brujos que alguien que difundió esto, recibió su merecido, provocándole la muerte. El y su familia no estaban protegidos por los espíritus del sol. Los que se pueden llamar del bien.

En esas noches de luna intensa, los rituales son vistos en nuestra ciudad. Nadie habla y quien lo hace, susurra por lo bajo.

Gallinas, perros, bebidas, comidas son ofrecidas en ofrenda a Belcebú a cambio de deseos humanos.

Pero estos, no asimilan, que no solo sus almas quedaran malditas. También la de sus familias por seis generaciones.

Existe una manera, de alejar esos rituales nos relataba un viejo sacerdote exorcista.

Se llamaba El Padre Cristiano. Ese era su apellido. Hasta que murió al chocar viajando desde la costa, contra una entidad. Nunca se pudo probar, si su automóvil, una Falcon Rural, había chocado contra algo material. Era un cura salesiano. Y este relator lo conoció en Ramos Mejía.

Él curaba los lugares donde se practican estos hechos, bendiciéndolos y plantando sobre ellos una ermita con la imagen del Cristo resucitado. Por supuesto luego de varios días trabajando para exorcizar el lugar y así alejar a los demonios.

Los demonios y quienes los invocan existen. Tanto como existe el bien y el mal.

Solo depende de cada ser humano el no dejarse tentar. Quien lo haga, será maldecido eternamente y puede llegar a arrastrar consigo hasta una ciudad completa.

El agua no puede, no debe llegar a inundar la nuestra como está sucediendo en otra ciudad Sanluiseña. Sobre el agua, pasaran los recolectores de almas. Almas que eternamente, serán propiedad de los demonios. Depende de nosotros, los habitantes, el estar cerca o no, de los dioses del sol, o de la bondad.

Quien es El demonio Belcebú ( El libro del misterio )

belcebú

Belcebú, “príncipe de los dioses falsos” según Francis Barret y demonio asociado al pecado mortal del orgullo para Michaelis Sebastien, fue en su pasado angelical un miembro de la orden de los querubines y es en el presente uno de los siete príncipes del infierno, el príncipe que representa la gula según la versión de Peter Binsfeld. No obstante para algunos de los que sostienen las teorías del Triunvirato Infernal, Belcebú está entre los tres grandes: así, para el exorcista del siglo XVII Michaelis Sebastien, Belcebú es uno de los tres ángeles caídos más importantes junto con Lucifer y Leviatán mientras que para dos obras ocultistas del siglo XVIII Belcebú conforma, junto con Lucifer y Astaroth, la llamada “Falsa Trinidad”.

Según la ocultista del siglo XVI, Johann Weyer, Belcebú (quien para la autora comanda la Orden de la Mosca) dirigió una exitosa rebelión contra Satanás y llegó a ser el lugarteniente (segundo al mando) de Lucifer.

En la demonología antigua lo consideraban como un personaje que estaba después del rey del infierno. Esta figura gobernaba el Este como un gran duque infernal que comandaba 66 legiones de demonios. Durante el período puritano inglés, Beelcebú era comparado con Satanás y, de acuerdo a los estudios de Francis Barrett, tenía el poder de hacer invisibles y astutos a aquellos que lo invocaban.

La apariencia de este demonio variaba, en unas ocasiones era un humano, en otras un perro, un gato, una rana o combinaciones de las mismas, pero su apariencia “oficial” está en el libro “Dictionnaire Infernal” de Collin de Plancy (escrito en 1818). La ilustración era la de una criatura con tres cabezas: la de un humano con corona, un gato y otra de una rana, las cuales están sostenidas por el lomo y las patas de una araña. No obstante en el imaginario popular se piensa en Belcebú bajo su forma alegórica: de gran tamaño, rostro hinchado, coronado por un cintillo de fuego, con cuernos, piel muy oscura, peludo y con repulsivas alas de murciélago.

Edgar Fabián Ferrarelli

D.N.I: 17.479.802

Fuente: Imagen Belcebú: El libro del misterio

Imagen Titular: Revista El Punteño

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